Hoy he estado dando un paseo por nuestro colegio ideal, donde la motivación y la superación continua son agentes importantes e indispensables en el desarrollo de habilidades y competencias de nuestros alumnos. Donde los docentes promueven el refuerzo positivo de las prácticas, manteniendo altas expectativas y la confianza en las potencialidades de sus alumnos, Y si bien existe una gran diversidad sociocultural, todos, padres, apoderados y alumnos, se sienten identificados con la comunidad escolar sobre la base de una comunicación positiva, asertiva y no violenta. Donde los alumnos de altas capacidades, los alumnos extranjeros y los que presentaban alguna discapacidad o problema de aprendizaje se hallan integrados con el resto, porque cuando se evalúa a un alumno/a, el objetivo es detectar sus potenciales y necesidades educativas, en ningún caso separarle del resto por sus características propias, fomentándose los intereses emergentes, además del pensamiento crítico y el desarrollo de los valores personales. Un colegio real donde nuestro fin último y principal sea formar personas respetuosas, empáticas, asertivas, emprendedoras, independientes y seguras de sí mismas, capaces de dirigir sus propias vidas y ser felices.
por Juan Luis Carreras